Poder aprovechar el tiempo depende mucho de elegir bien los objetivos. Si por ejemplo uno elige una carrera por la que no tiene vocación, y cuando se reciba no va a ejercer esa profesión, no importa cuan eficiente haya sido en los estudios, cuan disciplinado y ordenado, ese va a ser un esfuerzo y tiempo desaprovechado. Es como un edificio a medio terminar.
Si miramos la vida toda como un gran emprendimiento, como un “tiempo” que nos ha sido dado sin duda con algún propósito concreto, el aprovechamiento de ese tiempo que es la vida, dependerá en mucho que podamos entender su objetivo y encaminar nuestra diversas actuaciones dentro de ese espacio de tiempo en función de sus grandes objetivos.
Y hablar de dos concepciones contrapuestas del tiempo: el tiempo físico, limitado, de las horas que a todos angustia, y la concepción logosófica del tiempo, el tiempo eterno, no limitado, un tiempo que no depende de las horas, y que está implícito en la naturaleza de todo ser humano, pero es necesario descubrir a través del conocimiento de sí mismo.
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